Por: DARIEN GIRALDO HERNANDEZ
El amor es también furia, por eso Fernando Vargas deshace el amor como se deshace una alondra con la lluvia ácida. Una golondrina no hace verano pero lo puede anunciar, Fernando no hace amor pero nos convoca a deshacer el tedio.
El silencio transversal son muchas voces, porque somos desorejados pero no sordos. Fernando Vargas nos recuerda que siempre llamamos a alguien que no quiere venir y si viene no es por nuestro llamado sino por el azar, pero el azar no será: fue, el cruce fortuito con aquellos a quienes llamamos es azar para nosotros y necesidad para ellos. Ya no vendrá lo que llamamos, nos toca ir, sacudir sus hombros y gritarle a los ojos, porque como bien lo dice el autor: “somos instante que en el instante mismo de su revelación desaparece” como aquél personaje que inmediatamente afirmó que lo fantasmas no existían desapareció.
Por eso no nos revelamos del todo, por miedo a desaparecer, provocamos, inventamos el amor, las corbatas, las metáforas y la risa; esa que llama Fernando; “confirmación del espanto”. Nos acompaña la música, el silencio transversal es melodía que calla de forma estruendosa, como el amor al que hay que deshacer.
Por eso no nos revelamos del todo, por miedo a desaparecer, provocamos, inventamos el amor, las corbatas, las metáforas y la risa; esa que llama Fernando; “confirmación del espanto”. Nos acompaña la música, el silencio transversal es melodía que calla de forma estruendosa, como el amor al que hay que deshacer.
Pessoa decía: “Seré siempre el que esperó a que le abrieran la puerta, junto a un muro sin puerta” Fernando Vargas dice: “fui el hombre que no abrió la puerta”, es que a veces esperamos a que abran y otras veces somos el muro.
Por otra parte Fernando Vargas entiende lo que afirmó Evtuchenco. “para ser poeta no basta con escribir poesía, es necesario también ser capaz de defenderla”, el autor de Silencio Transversal es un poeta comprometido con el ser humano, es el poeta que grita, que reconoce ser vocero del pueblo y no un escribano cerca de dios y lejos del hombre, por eso escribe: “la luna puede esperar, el amor puede esperar, el hombre se va dejando habitar por la palabra punzante del poeta”.
Por otra parte Fernando Vargas entiende lo que afirmó Evtuchenco. “para ser poeta no basta con escribir poesía, es necesario también ser capaz de defenderla”, el autor de Silencio Transversal es un poeta comprometido con el ser humano, es el poeta que grita, que reconoce ser vocero del pueblo y no un escribano cerca de dios y lejos del hombre, por eso escribe: “la luna puede esperar, el amor puede esperar, el hombre se va dejando habitar por la palabra punzante del poeta”.
Este libro entonces es eufórico, concreto, se mueve vertiginosamente como la bolsa de valores, pero su movimiento se lo da la exploración no la expoliación, además el autor le ha dado una nueva pista a la teoría de la evolución ya que demuestra que nuestra especie humana proviene no sólo de los simios sino también de los buitres.
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